miércoles, 27 de febrero de 2008

Ssanta 2008


No se porqué,
pero ya puedo llegar
a contemplar el olor a incienso
en las calles
distrayéndome
junto a la del azahar.

El viento,
El viento
me trae pequeños
y débiles alaridos de trompeta y tambor.
El sonido de las campanas,
me hace memorizar una y otra vez
recuerdos de aquel Rosario
el que se ciñe a mis manos cada Martes Santo,
aferrado fuertemente a él,
pasando misterio a misterio.

La luz de las estrellas,
me inspira.
Fuego
Fuego que derrite
cera virgen,
cera para iluminar
el pasito de mi salvación.


Ruido de silencio y
Alpargata negra
la que pisa calle Palacios,
todo recto
y hacia la izquierda…

Me encuentro con la luz
La que ilumina mi puerta del Sol,
Y junto a ella,
La bajada de una rampa
Rampa que corretean niños
y entre ellos
una voz se deshata
voz dulce de un niño
que le dice a su padre al oido.
“ahí viene, ahí está”.


Primera paraita hermano,
esta vez vamos a lucirnos
dejemos que salga nuestra madre,
la que tiene el corazón roto
roto por aquél
El gitano del puerto,
el “manoatás”
el humillado,
el sacrificado,
el dolor…


¡¡ Vamos costalero ¡¡
carga una vez,
como si tuvieras a tu hijo
hijo recién nacido
entre tus brazos.
Hazlo despacito,
escuchando la horquilla,
compagina ese sonido
sonido característico de mi hermandad
con el latido de tu corazón.

Que no se olvide tu medalla,
mi medalla,
la que está bien limpia,
la que tantas veces he agarrado fuertemente
fuertemente para poder subir escalones de mis baches.
Mi medalla,
la que me ayuda…
El trocito de muchos,
la que hace que recuerde
que pertenezco a una hermandad,
la que un día me colocaron,
con la que me proclamaron hermano,
la que un día juré.
La que siempre llevo.

Vamos allá hermano
Hermano de corazón y sentimiento
No estemos cansado de corazón
Aunque si lo estemos de cuerpo.
Démosle otro empujoncito,
otra chicotá,
Pongámosle los pies a la dolorosa,
la que subió y bajó
del Gólgota.
Levantemos esas lágrimas
las que un día se derramaron entre la arena,
y hoy se resbalan
por los claveles blancos que la decoran,
claveles blancos como ella misma.

Hagamos quitar sus penas,
las que aguanta entre sus manos,
manos con dedos entrelazados,
las que sujeta el rosario de su pasión,
el de su salvación,
el de su condena.
Condena que lleva fuertemente
como todos llevamos en nuestro camino.

Y en silencio,
se escucha una saeta,
palabras de fe,
oración cantada y sentida.

Mi virgen llora, llora,
y llora
y yo le seco las lágrimas,
con su pañuelo blanco,
blanco de seda y tul.

Mi virgen llora,
llora desconsoladamente
por quien va delante de ella,
el que le muestra la espalda
espalda aun sin humillación,
sin golpes ni sangre,
pulcra y sin sufrimiento ni dolor.

¡¡ Volverle ¡¡
Volverle la cara a mi Cristo,
no solo
para que yo pueda contemplar esa mirada.
sino que su madre
pueda separar sus manos,
manos agarradas fuertemente
por el cordón.

¡¡Sepáralas¡¡
Y dale su último abrazo.

Desátale las manos,
Y que Él a su vez,
seque tus lagrimas.

Lágrimas que se convertirán en sangre
Sangre que se convertirá en agua
Agua, que se convertirá en madero.
Madero
Madero que llevamos dentro ...
cargando como un tal Cirineo,

Guardándole fe por su breve recorrido
Recorrido portuenses de calles.
Como la calle cielo…
Y de ahí
directo al cielo,
Cielo poblado de luna llena y estrellas.
Luna que acaricia tu rostro,
El que ilumina,
El que hace engrandecer
El que te hace reflejar
El que te hace brillar.
Aunque brilles por si sola.

En mi Barrio Alto
Alto
Alto donde no te alumbran ni las estrellas,
Allí es donde se encuentran mis hermanos,
Los que te reciben entre saetas
Entre lagrimas
Entre flores
Entre las manos vacías
Pero siempre con el corazón lleno.


¡¡Sube¡¡
Sube la última de tus cuestas a oscuras,
Cargadas de caridad y solidaridad.
Porque ya falta menos
Menos para que mis pies terminen de rezar,
para que mi cíngulo deje de apretar,
para que la puerta de tu templo se cierre,
para que caiga en la noche
las ultimas gotas de humedad.

Es entonces,
cuando te encuentras en el templo,
en el templo de mi corazón
con el corazón inmóvil,
partido y sufrido,
por ese dolor,
por esos siete puñales.

Corazón que de nuevo palpita de la emoción
cuando ves por fin a tu hijo cerquita tuya,
Cuando está frente a ti
Cuando te miras y le miras,
Cuando te dice al oído
" no llores mamá"


A finales de Febrero…. Y escuchando marchas de semana santa

8 comentarios:

Miguelo dijo...

es que... si no escucha no es lo mismo.

trupitomanias dijo...

esta semana santa la viviré como otras 12 que llevo seguidas...
de paso en paso con la corneta acuestas.
buen tempo pa la semana santa..
algún día bajare ata Sevilla por ver como es desde fuera y en otro bello lugar ;)
ademas sin los calores del verano, por supuesto

Yo misma dijo...

Debe ser por la temperatura, con los almendros ya floreciendo y aún estamos en febrero. Es que en realidad faltan menos de tres semanas!!!

Angel dijo...

Pues ya queda poquito... tres semanitas.

Trini Reina dijo...

Es que ya todo nos recuerda la semana grande que se acerca. Lo llevamos en los sentidos y eso jamás podrán quitárnoslo. Para eso nos hemos criado entre olores a incienso y azahares; entre sonidos de tambores y rachear de alpargatas; entre claveles y lirios; entre dolorosas y nazarenos, entre exhornos de cera y varales de plata; entre bambalinas y cornetas...

Muy bello tu poema Rodav
Un abrazo

Becaria dijo...

Es increible lo diferente que somos!!!...tú lo flipas con la Semana Santa...y yo no puedo vivir sin la Feria...ainssss...pá gustos colores...pero yo estoy deseando que pase...pensar que tengo que trabajar toda esa semana se me quitan las ganas de tó!!!

Besitos!!!

Isabel Burriel dijo...

Ainsss, y yo, perdona, es que a mi la Semana Santa no me gustaaaa. Ni sus pasos ni nada de lo que significa. Siempre me dio mal rollo.

Anónimo dijo...

uff se me ponen los pelos de punta.