El trabajo de un pintor es mas duro de lo que la gente cree –dijo muy serio-. Durante meses. Vagamos de aquí para allá en busca de un gesto, un perfil, un rostro que se adecue a nuestras ideas y que nos sirva de modelo. A mi me faltaba un Judas. Un hombre que tuviera el mal grabado en el rostro; pero no un mal cualquiera: necesitaba una fealdad inteligente y despierta, que reflejara la lucha interna de Judas por cumplir la misión que el propio Dios le confundió. Coincidiréis conmigo en que sin su traición. Cristo nunca hubiera consumado su destino.
- La cena secreta -
5 comentarios:
Es una verdad muy grande.
Saludos desde Italia de una persona q estuvo muy cerca de ti...
Supongo que si no hubiese sucedido lo de la traición, hubiese pasado otra cosa.. o hubiesen escrito otra historia... quien sabe...
Claro, lo paradójico es que Judas fue un instrumento.
Saludos.
Interesante y muy ameno libro de Javier Sierra. No se si sabes que anda en negociaciones para ser llevada al cine. Un saludo.
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